A Rafael Alberti, el día de su muerte
Ya estás en tu caleta para siempre,
hijo del mar, marinero del aire;
tu vela-cabellera ya es de nadie
sobre las quietas aguas de la muerte.
Navegas ya sin rumbo, sin más norte
que el tiempo en su infinito desvarío.
Dejaste ya las aguas de este río,
los gozos y las penas de esta corte,
para habitar el alma del recuerdo.
De luto están el aire y la palabra
de este postrer octubre de milenio.
Pero tu voz no supo de fronteras
y en la arena de tu bahía labra
versos nuevos en gargantas ajenas.
2 comentarios:
Qué bonitos son estos versos!
Je te remercie ton commentaire. Je suis bien sûr que tu peux entendre très bien ce que je veux dire.
Publicar un comentario