Navegar por la red es la aventura
de todo marinero que se precie,
ya busque oro, la fama, alguna especie
de hueco o de lugar en la espesura
de esta selva sin ley que no descansa,
para asombro de propios y de extraños.
Piratas, bucaneros y corsarios
navegan como peces en el agua
infinita y virtual de ese océano
que amaga con cubrir todas las tierras
con los dedos tan solo de una mano,
la que guía un ratón a su capricho
con el que surca espacios y fronteras
desde su casa y a lomos de ese bicho.
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