Después de unos días, pocos, entre la montaña, el mar y la lectura (es lo que tienen los lugares privilegiados: de todo) gracias a la amabilidad de Mabel y Fran, con los que hemos compartido cenas y tertulias en el frescor de la sierra malagueña, de nuevo me reencuentro con mis pequeños vicios tecnológicos (e-mails, blogs) y los lugares comunes que van perfilando nuestra biografía con su monótono compás, roto por los viajes o por lo imprevisto.
Estos días, que han pasado más raudos y veloces que el deseo, sirven para el reencuentro con amigos que vinieron y se quedaron por estas tierras del sur hace años. Sin embargo, por lejanía y un poco de pereza, todo hay que decirlo, no ha sido posible este año un reencuentro con todos (A Agustina no la hemos visto en estos días y con Javier La Beira e Isa hay una visita pendiente al Palo para el próximo año).
De ese lugar tranquilo en las estribaciones de la Sierra de Almijara nos despidió la última noche un viento terral que ha subido las temperaturas en la zona y ha roto por unos días el bienestar climático que en esta zona se respira.
3 comentarios:
Una pena, sí. Del próximo año no puede pasar, amigos. Abrazos. JAVIER LA BEIRA E ISA
Acabo de llegar de ver la final del Cante de las Minas (una mediocridad, por cierto, abro el correo y me encuentro con este sorpresón: vuestro comentario.
El próximo año hay que hacer un poder, que decimos por aquí, y robarle al tiempo y a la comodidad algunos momentos para disfrutar juntos. Un fuerte abrazo
Acabo de llegar de ver la final del Cante de las Minas (una mediocridad, por cierto), abro el correo y me encuentro con este sorpresón: vuestro comentario.
El próximo año hay que hacer un poder, que decimos por aquí, y robarle al tiempo y a la comodidad algunos momentos para disfrutar juntos. Un fuerte abrazo
Publicar un comentario