miércoles, 24 de julio de 2013
VOLUBLES Y CAPRICHOSOS
El término capricho es definido
en el diccionario de
En política, por ejemplo, los
caprichos suelen ser características que tienen las acciones y prácticas que
realizan los dictadores o los gobernantes que, en su soberbia, se creen dueños
de haciendas y personas, sobre las que puede decidir en función de su humor o
sus antojos, al margen de la ley o pasando por encima de ella.
En el ámbito personal, estas
acciones caprichosas también son fruto de personalidades inestables que actúan al
arbitrio de sus propios deseos, sin importarles las consecuencias de esos actos
pueriles e irreflexivos puedan provocar en los demás, sean personas o animales,
actos a veces consentidos por los que deberían poner más cuidado en que tales
actos no se produjeran, como los padres.
En verano, en época de
vacaciones, se suele poner al descubierto la naturaleza de estos caprichos. No
hay más que visitar las perreras municipales para comprobar las consecuencias
de las decisiones tomadas a la ligera: cientos de mascotas son abandonadas en
estas épocas porque se han cansado ya de ellas sus dueños o porque no pueden
llevarlas consigo al lugar donde van de vacaciones, sin importarles, al parecer, el destino o
los sufrimientos que tales decisiones puedan acarrearles.
Abandonar mascotas en esta época
se ha convertido en una costumbre que ilustra de modo adecuado nuestra
naturaleza antojadiza y voluble, nuestra falta de humanidad.
sábado, 20 de julio de 2013
IMÁGENES, NOTICIAS y REPETICIONES
Abro la ventana
de Internet un día cualquiera, 8 de julio de 2013, y me encuentro las
siguientes noticias, entre otras más o menos del mismo cariz: Nueve muertos
tras despeñarse un autobús a la altura de Tornadizos (Ávila) por causas
desconocidas; tres muertos en la explosión de un tren en Cánadá; tres muertos
en las carreteras el fin de semana; más de 40 muertos en las calles de El Cairo;
el julio han muerto 19 personas por ahogamiento (en España); corrupciones
Bárcenas y CÍA o última jornada del “caso Bretón”, que son el pan nuestro de
cada día; y así sucesivamente. En paralelo, noticias de decoración, moda, ofertas
de lugares paradisíacos, mucho deporte, dietas, novedades de juegos que se
editan y otros entretenimientos que hacen de la red un mercado mundial donde
parece que prima lo novedoso, lo inmediato, lo trivial e intrascendente frente o
en paralelo a la miseria, la muerte, el morbo y la corrupción que no nos
abandona. En la televisión, poco más o menos de lo mismo, de tal modo que la
persona que salga poco a la calle, por edad o por condición, creerá que el
mundo es un continuo de despropósitos, desatinos, morbo, corrupciones,
accidentes, delincuencia y muerte a todas horas, y lo considerará lo más
normal, creerá que éstos son los elementos más predominantes de nuestras
sociedades; su credo será este rosario de noticias, crónica insistente y machacona
de los disparates, las barbaridades y las necedades de una sociedad conformista
y poco rigurosa con los contenidos de su presente y con los cimientos de su
futuro .
Hoy lo que
existe es lo que está en las pantallas. La imagen se ha hecho hegemónica y
devora todo lo que encuentra a su paso (cultura, pensamiento, memoria,
tradiciones, formas de vida, relaciones…) con urgencia, avidez y velocidad.
Vamos a pasar de reivindicar el ahora como categoría fundamental de nuestro
presente, que es lo único que fundamenta nuestro ser, a tener que reivindicar
la memoria, la meditación, la reflexión, la búsqueda del pasado, para no
perdernos en esta vertiginosa variedad de elementos y novedades que construyen
el vacío de cada día y que valen en la medida en que son repetidos y repetidos
hasta que dejan, por hastío, de tener el valor necesario para seguir
repitiéndose.
Lo cierto es
lo que se repite y se manosea hasta la saciedad, por los canales mediáticos que
multiplican el mensaje por cualquier rincón de esta aldea global, hasta que en
el cerebro no cabe otra fórmula más que esa que se corea y se reproduce
continuamente. La apariencia ha adquirido más consistencia que la verdad.
miércoles, 10 de julio de 2013
SI QUIERES SABER
Si
quieres saber qué cuesta
nadar
contra la corriente,
prueba
a mostrar tu disenso
con
el sentir de la gente,
con
la voz del poderoso,
con
las creencias de siempre.
sábado, 6 de julio de 2013
¿SON MEJORES LOS DOCENTES QUE TIENEN HIJOS?
Escribo estas líneas porque no
puedo estar de acuerdo con mi colega Felipe Fernández, director del I.E.S.
Hernández Pacheco, cuando afirma en una de sus columnas semanales que aquellos
profesionales de la enseñanza que tienen hijos son mejores educadores que los
que no los tienen. Y no puedo estar de acuerdo con tal afirmación, no por
capricho o por ocurrencia de verano, sino por mi experiencia docente que, como
la suya y a lo largo de los años, ha contemplado a profesionales sin hijos con
una capacidad docente magnífica, y docentes con hijos cuya práctica docente es,
simplemente, merecedora de apartarles de la profesión para siempre. También
existen docentes con hijos que dignifican y enriquecen la profesión y los hay sin
hijos que la deshonran y la degradan día a día. De todo hay, pues la variedad y
la pluralidad es una de las características más notables de la especia humana.
Además, todo se aprende, incluso
el desacreditado y poco valorado arte de transmitir a las generaciones futuras
los valores, las informaciones y los conocimientos relevantes y valiosos que
han conformado nuestra historia en los aspectos más significativos de la
literatura, el arte, las matemáticas, la filosofía, las ciencias o la
tecnología y la música, por poner algunos ejemplos.
Si hay algo que nos define como
especie es la capacidad que poseemos para aprender cualquier cosa, incluso el
modo o la manera de enseñar a los demás con el método o el procedimiento que
consideremos más adecuado, y esa capacidad no la proporciona de modo automático
y genético el hecho de ser padres, o el estado civil, sino que tiene que ver
con la preparación, el interés, la dedicación y el sentido del deber para
cumplir convenientemente con aquello que se ha elegido para desarrollar la vida
profesional de cada uno.
Ser un buen profesional de la
enseñanza, como en cualquier otro ámbito laboral, no es una lotería, una
determinación genética o un milagro, sino el producto del esfuerzo continuado
por aprender la mejor táctica para inculcar a los alumnos todo ese caudal
informativo y axiológico que consideramos que es el más adecuado para seguir
construyendo mejores ciudadanos y profesionales bien preparados para que puedan
desarrollar su labor y su ciudadanía en sociedades cada vez más complejas.
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