A mucha gente
no le gusta ver ciclismo: en la pantalla parece que la imagen se detiene y
siempre se ve casi lo mismo; es aburrido, dicen. Sin embargo, etapas como la de
hoy, con final en Fuente Dé, a priori etapa de transición y casi sin
trascendencia, son de las que crean afición. A estas alturas de la Vuelta 2012
y después de las duras batallas en las que se han ido perfilando y decantando
los mejores, ya poca gente confiaba en grandes cambios en los pocos días que
restaban para el final. La fuerza de Joaquín “Purito” Rodríguez parecía
resistir e incluso aumentar a pesar de todos los avatares y los ataques a los
que había sido sometido, sobre todo por un inconformista Alberto Contador. Las
caras de unos y de otros en los últimos días, parecía indicar que todo estaba
escrito ya esta edición de la Vuelta a España. Pero la sorpresa aguardaba oculta
en el Collado de la Hoz, a 50 kilómetros de meta todavía, donde se inició un
ataque que desató un final de etapa de locura, en el que Contador apretó los dientes
intuyendo que quizás no hubiera ya otra oportunidad de alcanzar la gloria en
esta ronda que está siendo de las más vistosas y entretenidas de los últimos años.
Al final, el
esfuerzo tuvo su recompensa y un Contador exultante e indómito cruzaba la meta
alzando el puño, gritando de rabia, ganando la etapa y consiguiendo el liderato
que le confirma como un ciclista de casta, luchador e imprevisible, que vuelve
a reivindicarse ante sí mismo y ante los demás en estas cumbres cántabras,
donde la emoción y las lágrimas le liberaron de la dureza de los últimos meses
y pusieron punto final y rostro humano a una etapa realmente magnífica.
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