martes, 18 de junio de 2013

A RÍO REVUELTO...




Cinco días llevan mareando la perdiz de la venta de la venta de determinados terrenos, fincas o propiedades de la Infanta Cristina, sin que parezca que el asunto esté claro. ¿Vendió o no vendió esas 13 fincas? No debe ser tan difícil comprobarlo, pensamos los ciudadanos normales, a los que la Agencia Tributaria rápidamente nos pone firmes y nos llama al orden cuando cometemos algún error.
¿Qué se oculta, pues, detrás de esta noticia que, al parecer, nadie quiere aclarar? ¿Es posible, o creíble, que la Agencia Tributaria, en el informe remitido al juez José Castro, haya cometido hasta 13 errores?
¿Es posible, o creíble, que no se hicieran las comprobaciones pertinentes, sobre todo tratándose de quien se trataba? ¿Y si se hicieron, es posible, o creíble, tanta contradicción?
Se dice que “a río revuelto, ganancia de pescadores”. ¿A quién o a qué intereses favorece tanta confusión informativa y mediática?
Demasiados interrogantes, respuestas confusas y ausencia total de responsabilidades, sazonan otro amargo sapo, el enésimo ya, que la ciudadanía de este país está tragando en salsa de crisis y en una ceremonia de la contaminación que está haciendo trizas, no sólo la economía de los ciudadanos menos favorecidos, sino la convivencia y la confianza de todos en las instituciones y los órganos competentes del Estado que, al parecer, cada vez están más lejos y más alejados de aquellos a los que debería proteger, informar y ayudar.
Alguien (asociaciones de ciudadanos, poder judicial, nuevas formaciones políticas...) debería poner en orden tanto desbarajuste, tanta manipulación y tanto escándalo en un país que lo que necesita con urgencia es una regeneración que comience, no desde la base, sino desde la cúspide de un sistema que se pudre día a día en sus instituciones más representativas.