miércoles, 31 de marzo de 2010

AFORISMOS 21

Somos lo que decidimos. Si podemos y queremos decidir, debemos también asumir las consecuencias de las decisiones.

domingo, 28 de marzo de 2010

MONGOL


AFORISMOS 20

Lo peor de las religiones no son sus creencias irracionales, ni sus dioses virtuales, ni sus ritos acartonados y sus ceremonias repetitivas; lo peor es que intentan por todos los medios que todo el mundo comulgue con sus visiones de la realidad, incluso, cuando pueden, a la fuerza.

sábado, 13 de marzo de 2010

MIGUEL DELIBES


Haciendo, un año más, los preparativos para viajar a Vannes, la hermosa ciudad de la Bretaña francesa, me entero de la noticia de que Miguel Delibes, vallisoletano universal, ha muerto.
Es difícil sustraerse a la idea de que la muerte nos ronda cada día y se detiene a nuestra puerta al margen de nuestra voluntad, seamos más o menos valiosos, más o menos reconocidos, incluso más o menos viejos.
Nos impresiona, sin embargo, cuando se lleva a personas a las que consideramos, desde la lejanía y en el buen sentido de la palabra, buenos. Esa es la imagen que daba el autor de Las ratas, que intentó describir su tierra castellana y sus personajes a través de un lenguaje preciso, tierno e irónico, intuyendo tal vez que esas descripciones, esos personajes y ese lenguaje eran el reflejo de una época que estaba llegando a su fin.
Se fue Miguel Delibes, pero nos deja reflejado en sus novelas un tiempo y un modo de vivir, de pensar y de actuar del que apenas si guardamos memoria, tal es el vértigo que nos desplaza y con el que nos desplazamos por esta tierra hostil.
La sombra del ciprés es alargada, Viejas historias de Castilla la Vieja, La mortaja, Cinco horas con Mario, Los santos inocentes, Las guerras de nuestros antepasados, El hereje, Con la escopeta al hombro, Mis amigas las truchas o El disputado voto del señor Cayo son una muestra de la intensa actividad literaria de un hombre con un profundo sentido moral de las cosas y al que también le llegó La hoja roja.

HAIKUS 17

Podemos arder
más allá de este invierno
herido de nieve.

jueves, 11 de marzo de 2010

lunes, 8 de marzo de 2010

MUJER TRABAJADORA


Cuando algunos de mis alumnos me decían que la mujer tenía la culpa de que hubiera tanto paro (igual que hoy algunos culpan a los emigrantes de la falta de curro, no a los bancos ni a los grupos financieros, ni a los grandes monopolios empresariales, ni a la avaricia desmedida de los especuladores y de los inversores), yo les planteaba algunas sencillas cuestiones que ellos fácilmente contestaban. Por ejemplo, si les preguntaba quiénes se ocupaba de las tareas de la casa (lavar, planchar, zurcir, fregar, comprar los alimentos, cocinar,…), rápidamente contestaban que las mujeres; si les preguntaba quiénes se encargaban de cuidar a los niños, la respuesta era la misma; si insistía y les preguntaba por la persona que se hacía cargo de los abuelos, de los enfermos (no sólo de los coyunturales, sino también de los crónicos), de alguna persona en casa con minusvalía (física o psíquica), la respuesta era invariablemente idéntica: las mujeres.
Dábamos después un paso más en la argumentación. Cuando las mujeres empiezan a realizar tareas fuera de casa, es evidente que muchas de las que realizaban dentro tienen que dejar de hacerlas. Surgen entonces nuevas necesiades en nuestra sociedad: se crean guarderías, residencias de ancianos, asistentes sociales, negocios de planchado y lavado, centros de educación especial, negocios de comida para llevar,… lo que parece poner de manifiesto que, más bien, la incorporación de la mujer al mundo del trabajo fuera de casa propició el que surgieran multitud puestos de trabajo que tradicionalmente habían sido realizados, sin remuneración y sin reconocimiento de ningún tipo, por las mismas personas.
Visto así, me decían. ¿Y de qué otro modo podemos o debemos verlo?