viernes, 20 de julio de 2012

NO DEJES QUE TE ARREBATEN







No dejes que te arrebaten
ni el pan ni la libertad,
ni permitas que te engañen
con espejismos de sal
los mercaderes que tienen
pintado el rostro de cal.



sábado, 14 de julio de 2012

AFRODITA 48


Y MÁS PREGUNTAS





Sube el IVA, los funcionarios se quedan sin paga de Navidad, se recorta la prestación para los nuevos parados y se elimina la deducción por compra de vivienda: son algunas de las medidas que el gobierno de Rajoy y del PP han anunciado con el aplauso (se lo podían haber ahorrado, por respeto a la ciudadanía) de la bancada de sus diputados.
Mientras tanto, vía libre al fraude y a la corrupción, amnistía fiscal para los defraudadores, para todos los que han aprovechado los años de bonanza y su posición de privilegio social, político, familiar, mercantil o empresarial para forrarse a costa del erario. Su avaricia desmedida, su codicia sin pudor y sin límites ha arrastrado a nuestras sociedades por la pendiente de una crisis que parece inventada a propósito para justificar desmanes posteriores que se suceden sin tregua ante el estupor y el aturdimiento de los ciudadanos, que asisten a esta ceremonia de la crispación con la zozobra y el malestar propio de aquellos que ven cómo se alejan o se evaporan los beneficios conseguidos en épocas pasadas y recientes.
¿No les parece que la balanza está excesivamente descompensada? ¿No les parece que la crisis no es más que una coartada para poder recortar impunemente los derechos sociales y los derechos civiles de la ciudadanía, que tanto esfuerzo y tanto tiempo ha costado organizar y construir?
¿No les parece tomadura de pelo, indecencia y mal gobierno el que los recortes recaigan una y otra vez sobre los sectores más débiles y más pobres de la sociedad y sobre los servicios que éstos reciben, como la sanidad y la educación, públicas y gratuitas hasta ahora?
El desprecio del actual Estado hacia las personas y sus circunstancias se encarna en la respuesta o los comentarios que la Presidenta de la Comunidad de Madrid, especialista en recuento de manifestantes, hace cuando le comunican que los mineros están en Madrid y están siendo apoyados por la ciudadanía; y en el comentario “Que se jodan”, de la diputada del PP, Andrea Fabra, cuando Rajoy explicaba en el Congreso de los Diputados los recortes en las prestaciones a los parados. ¿No demuestran así su soberbia y su desdén hacia todo aquello que huela diferente, que no pertenezca a su “clase”? ¿Son estos, con su constante insulto a los ciudadanos, los que nos van a sacar de esta crisis, o van a hacer todo lo posible por mantenernos en ella para aumentar sus diferencias, sus prerrogativas y su altivez? ¿Qué clase de políticos son estos que gobiernan al dictado y a la dictadura de los poderes fácticos económicos, que ya se han quitado la careta y campean con el engreimiento y la arrogancia que da el sentirse impunes ante la ley y la justicia?
¿Nos les parece insultante, inmoral y desvergonzado que en este estado de cosas la Iglesia, por ejemplo, haya recibido, al parecer, 11.000 millones de euros a lo largo del año 2012, entre subvenciones directas, beneficios fiscales y desgravaciones? ¿Esta es la igualdad de todos ante la ley?
¿Por qué en vez de tanto recorte no se investiga, se persigue, se penaliza y se rescatan tantos y tantos millones de euros que han pasado de forma fraudulenta de manos públicas a bolsillos privadas y se multiplican en paraísos fiscales o en inversiones descaradas en este río revuelto de las finanzas sin control?
¿Por qué hay más interés por aplastar, destruir y perjudicar al débil, al que no tiene culpa ni es responsable ni se ha beneficiado de nada, que por investigar los desmanes, robos y fraudes millonarios que se han llevado a cabo año tras año con el dinero de todos y que han beneficiado a los infractores y corruptos que, además, y para más inri y escarnio de todos, se pueden acoger a la amnistía fiscal del gobierno y legalizar sus desmanes?
¿Se va a construir así, con estas mimbres, una sociedad más justa, más equitativa, más honrada, más solidaria?
Permítanme que lo dude.




jueves, 12 de julio de 2012

PREGUNTAS






Vuelvo a hacerme preguntas que creo que son pertinentes al hilo de los acontecimientos que estamos viviendo y a los que estamos asistiendo como convidados de piedra y sufridores de primera línea: si son los mercados y el gran capital los que dictan lo que hay que hacer en todo momento, ¿para qué queremos a los políticos? ¿Por qué seguimos llamando democrático a un sistema en el que las normas vienen impuestas por el FMI, por las agencias de calificación o por opacos y brumosos monopolios financieros, inversores y especuladores que poco o nada tienen de democráticos? ¿A qué se está jugando? ¿A desprestigiar los sistemas democráticos? ¿A reducirlos a su esqueleto formal en una ceremonia que se repite cada cuatro años y después, si te he visto, no me acuerdo?
Si los ciudadanos, que deben ser el objetivo primordial de los políticos, porque en ellos han delegado y confiado para que defiendan y protejan sus intereses y su bienestar, han quedado reducidos a meros peones cuyo único valor reside en su capacidad de aguante y resignación y en padecer las tropelías y los desmanes de las clases dirigentes para mantener su status quo de prebendas, privilegios y abusos, ¿qué interés tiene para ellos, para los ciudadanos, este estado de cosas?
Toda esta situación tiene la apariencia de un juego excesivamente peligroso en el que las apuestas cada vez más arriesgadas de los que no tienen ningún pudor en apostar con el sudor de los demás, ponen al borde del abismo a sistemas de convivencia cuyo valor residía (y reside) en su capacidad de proporcionar a todos las mismas oportunidades, respetar sus derechos inalienables y ampararles frente a la injusticia, la desigualdad y la falta de libertades, así como proporcionarles y asegurarles una vida digna y con garantías de que todos esos beneficios y recursos materiales y humanos se mantuvieran y mejoraran con el tiempo.
Si se rompen estos esquemas, si se alteran estas reglas de juego en beneficio únicamente de una parte, la de los ricos y poderosos, si varían las coordenadas en las que asentaba el avance y la prosperidad de nuestro territorio y de nuestras ilusiones, ¿qué le queda a la inmensa mayoría de la ciudadanía sino una desconfianza progresiva en el sistema y en sus dirigentes, una sensación de tomadura de pelo y un aumento de la suspicacia y el recelo hacia todo aquello que no sea su propio egoísmo y su interés individual?
Con esta actitud, comprensible por otra parte, se rompe uno de los elementos fundamentales del sistema democrático, como es la cooperación, la confianza en sus dirigentes, el sentido colectivo y generoso de la convivencia que fundamenta la equidad, la cultura y el progreso. De otro modo, la vuelta a las cavernas más oscuras planea sobre las cabezas de los desesperados mientras un cierto olor a podrido se extiende de nuevo por el paisaje de una desolación anunciada.




martes, 10 de julio de 2012

RIPIOS A BARGALLÓ






Mejor amigas de infancia
que oscuras primas de riesgo,
como bien sabe el obispo
que va a bañarse tan fresco
¿y a confesar a su amiga
en una playa de México?




EL VALOR DE LA COLECTIVIDAD






Julio se inició con euforia en un país magullado y derrotado por el peso de una crisis que a base de repetirla cada día en todos los medios está acabando por no significar nada, lo que contribuye de forma negativa a su aceptación resignada, como si fuera un castigo divino e inevitable causado por el mal uso que se ha hecho de los recursos por parte de algunos y que, incomprensiblemente, tenemos que pagar todos. Privatización de las ganancias y socialización de las pérdidas, como ya he repetido en otras ocasiones. Tropezar una y otra vez en la misma piedra. Regreso a modos de vida que creíamos superados, en los que la desigualdad, la arbitrariedad y el abuso de los poderosos o la práctica de la caridad y la limosna en vez de la solidaridad y la justicia eran el modus vivendi habitual.
Pero la esperanza siempre ha llegado más lejos que la resignación, como dice mi amigo Antonio Vázquez, y cualquier chispa, por pequeña o irreal que nos parezca, es suficiente para encender la mecha que incendie el corazón de los hombres y renueve sus ganas de vivir, destape sus alegrías y, al menos temporalmente, se olvide de tanto hijo de su madre que no tiene otro horizonte que amargar la vida de los demás e impedirles el disfrute de las horas que nos llevan.
Pero, al menos en España, el mes de julio ha comenzado con la embriaguez que se desprende de la excitación de una victoria que hasta hace tan solo cinco años parecía impensable e imposible. Porque este es el país de los contrastes, del pasar de la penuria y la miseria a la opulencia en poco más de 30 años; de las familias numerosas al índice más bajo de natalidad en tiempo récord; de los primeros puestos mundiales en lo relativo a la donación de órganos y también al fracaso escolar; de los complejos y carencias deportivas a los éxitos individuales y colectivos que apenas si se podían soñar hace apenas dos o tres décadas.
¿Casualidad y lotería? ¿Disciplina y tesón? Quizás una mezcla de todos estos factores, pero, en cualquier caso, hay un elemento que llama la atención, al menos en el caso de la selección española de fútbol, y no es otro que la importancia del colectivo y que, si no recuerdo mal, no se había dado con anterioridad en otras selecciones. Porque todos recordamos la selección de Pelé, la de Maradona, la de Johann Cruyff o la de Zinédine Zidane, por poner algunos ejemplos, pero nadie pone nombre propio a la actual selección española, donde lo que destaca es el conjunto. Esta circunstancia pone de manifiesto la importancia de lo colectivo en la evolución de las sociedades humanas y en sus logros más importantes, no sólo en el campo deportivo, sino en el social y político, o en el científico y tecnológico, que nos han proporcionado cotas de bienestar, conocimientos y beneficios impensables de conseguir desde un punto de vista individual.
Lo que Ibn Tufail nos describe en El filósofo autodidacta, cuyo protagonista, sin contacto con otros seres humanos, descubre por sí mismo y en soledad la última verdad a través de un proceso de razonamiento sistemático, es del todo impensable.
Aislado y solo el ser humano apenas habría superado su estadio animal y las cavernas, o quizás algún lugar más oscuro, albergaría aún su existir desprovisto de historia, de expectativas y de creatividad.