domingo, 31 de enero de 2010

MUERTE AL ALBA

Contra los que se empeñan
en seguir apostando por el
derramamiento de sangre
como único camino para defender
las ideas o las creencias.



El diecinueve de agosto,
mientras la luz se abre paso
(Víznar camino de Alfácar),
la madrugada se quiebra
con un ruido de disparos.

¡Los nombres, quiero los nombres!
Las gargantas se han secado
(Los pozos no tienen agua)
y una embestida de fiera
hace temblar los tejados.

Las venas derraman versos
que la tierra está empapando
(¡Qué certera puñalada!):
mil gargantas por mil eras
recogerán lo sembrado,

y ya no podrán cuchillos
rasgar la luz de los labios
(¡Cómo percute la rabia!),
mientras haya sed de arena
y no se duerman los gallos.

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