domingo, 2 de enero de 2011

MALOS HUMOS


A lo mejor el 2011 es el año para dejar los malos humos, y no sólo el de los fumadores, que escasamente han tenido en cuenta a aquellos que no querían inhalar los humos que no le correspondían, sino a aquellos otros que proceden de la crispación, del enfado permanente que parece afectar a la clase política que, en general, dedica tanto tiempo y energías a destruir, difamar y descalificar al contrario, en vez de dedicarlas a construir sus propios proyectos e informar a la ciudadanía de sus planes para el futuro, tanto inmediato como a largo plazo.
A lo mejor este año es el momento en el que empezamos a valorar más la convivencia y el altruismo que el afán de poder y posesión que impregna el aire que respiramos. Hace algunos meses Antonio Muñoz Molina expresaba su desconcierto al llegar a España y volver a constatar “cómo en un país en el que hay tanto talento para los placeres diarios de la vida los discursos públicos tienden con tanta frecuencia a la brutalidad; cómo es posible que coexistan la calidez instintiva y cordial y esa grosería que lo asalta a uno a cualquier hora que encienda la televisión y que no llega a tales extremos en ningún otro lugar del mundo” (ANTONIO MUÑOZ MOLINA, “El último pintor”, artículo publicado en El País el 12 de junio de 2010).
A lo mejor este año es el comienzo de un nuevo modo de entender un poco mejor las relaciones humanas que, como les digo a mis alumnos, es lo más complicado, mucho más que las matemáticas o el latín, porque expresan el dinamismo de la realidad contradictoria y evolutiva que somos, tan difícil de entender y de explicar.

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