domingo, 11 de septiembre de 2011

11-S




Hoy las imágenes se repetirán de nuevo como una pesadilla que transformó el mundo al principio del milenio. Cada cual recordará, al tiempo que se suceden las imágenes, dónde se encontraba y qué hacía aquel 11 de septiembre del que ahora se cumplen 10 años.

Hacía algunos días que acabábamos de reintegrarnos a nuestros habituales puestos de trabajo. Recuerdo que aquel día fue día de claustro y, cuando finalizó, nos encontramos los compañeros en el Maypa de Arroyo de la Luz para tomar una caña antes de volver a nuestras casas. Lo que veíamos en la televisión nos parecía una película, aunque extraña, hasta que vimos impactar el segundo avión en la segunda torre. A partir de entonces no nos creíamos lo que estábamos viendo pasar y ser contado en directo. Ya en casa, no me despegué del televisor, como tantos otros ciudadanos, hasta las cinco o las seis de la tarde, aturdido por las dimensiones del desastre y por las repercusiones que éste tendría en el futuro en las vidas de los que habitamos este mundo, que cada vez más parece haber entrado en un permanente estado de violencia y de locura que amenaza con destruir, no sólo nuestras esperanzas y nuestros sueños, sino nuestra propia existencia como seres.






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