domingo, 25 de septiembre de 2011

ESTADO DE BIENESTAR Y CRISIS




Casi desde el principio esta crisis me pareció una tomadura de pelo, una maniobra del gran capital para apretar cada vez más con ella las utópicas y sufridas tuercas de los ciudadanos. Nos íbamos pareciendo cada vez más unos a otros, y eso no gustaba a algunos. Que todo el mundo pueda disfrutar de todo hay quien no lo tolera. Hay quien sólo disfruta de las cosas cuando las puede disfrutar él solo; o cuando se impide que los demás, la gran mayoría, las disfruten. Cosas de la envidia, de la soberbia o de la avaricia; o quizás del paternalismo y la caridad que no cesan, para disfrute de unos y para desgracia de una gran mayoría.

El Estado del Bienestar parecía que iba a acercar e igualar unos a otros siguiendo, más o menos, aquel principio que decía que “de cada cual según su capacidad; a cada cual según sus necesidades”, y que hacía de la esperanza un lugar capaz de habitarse. Esa esperanza parece haberse resquebrajado en poco tiempo.

En esta crisis que no cesa en su espectáculo surrealista y obsceno, algunos no dejamos de hacernos algunas preguntas: ¿Dónde está o a dónde ha ido a parar la inmensa cantidad de dinero que los Estados han sacado de su erario para, se decía y se dice, parar o paliar los efectos de un posible desastre? ¿Se ha realizado un trasvase de manos públicas a manos privadas? Si los Estados, que fabrican las leyes, no pueden, no saben o no quieren defender los intereses de la mayoría de sus ciudadanos, que para eso están, ¿para qué queremos al Estado?






1 comentario:

lusaro dijo...

Pos sí...