sábado, 21 de enero de 2012

PARADOJAS LEGALES y PERPLEJIDADES CIUDADANAS




Es realmente sorprendente y paradójico que mientras presuntos delincuentes de la trama Gürtel y otras más o menos parecidas están tranquilamente a la espera y preparando sus defensas, se esté juzgando al juez que les investigaba y que sospechaba que los abogados defensores formaban parte de la trama.

A la ciudadanía, que no entiende de fárragos legales, le da la impresión de que nuestras sociedades, en su afán de establecer un sistema legal de garantías para todos, ha caído en la trampa de ese mismo laberinto legal, del que solo parecen salir bien parados aquellos que delinquen a lo grande, que se blindan a lo grande y se protegen legalmente a lo grande, aprovechando los resquicios, los vacios y las formalidades de esa babel jurídica a la que sólo parecen tener acceso y parecen entender nada más que los iniciados o los delincuentes.

Mientras que exquisitas garantías procedimentales protegen a los delincuentes o posibles delincuentes amigos de lo ajeno, sean o no improbables reos, parece que la ley se precipita con todo su rigor contra los ciudadanos “normales” (inocentes paganos de la crisis) o contra aquellos que pretenden limpiar a la sociedad de la delincuencia, de sus secuelas y sus secuaces.

La calidad democrática de nuestras sociedades está en juego y no son pocos los esfuerzos ni las ganas de monopolios financieros, agencias de calificación, instituciones y personajes de todo tipo y catadura, a los que les gustaría cambiar el rumbo democrático e instaurar otros regímenes políticos más acordes con sus concepciones del poder, en los que la única ley fuera su capricho o sus arbitrariedades; eso sí, sazonado todo ello con regulares dosis de paternalismo, caridad o limosnas para demostrar las buenas intenciones de su desgobierno, y que no tienen otra finalidad que perpetuar el status quo de las diferencias de todo tipo, siempre en su propio beneficio, claro, y prolongar la miseria y la ignorancia de aquellos a los que van dirigidas sus caridades y sus antojos.

Quizás no estén muy lejos de conseguirlo, dada la apatía y el conformismo que rezuman nuestras sociedades asentadas en el confort, la impasibilidad y la indiferencia hacia todo aquello que no sea el disfrute inmediato, la banalidad permanente o el espectáculo vulgar, insípido y superficial con que se nos adereza cada día desde los medios de comunicación y que impide la formación de personas críticas que sepan defender los valores y los principios de igualdad, libertad, justicia y solidaridad que han hecho que una gran parte de seres humanos vivamos como posiblemente jamás en la historia de la humanidad se haya vivido. La idea es extender estos valores y esta forma de vida a todos, no arrebatársela a los que ya la poseen para uso y disfrute tan solo de unos cuantos privilegiados.

La crisis no está siendo más que la coartada de todos estos enemigos de las igualdades y las libertades para imponer sus propios credos autoritarios y volver a sistemas más o menos caciquiles y medievales de poder, donde el servilismo era el modo de vida habitual de aquellos que no pertenecían a las clases ricas o poderosas, o al clero.

Amén.

No hay comentarios: