sábado, 20 de julio de 2013

IMÁGENES, NOTICIAS y REPETICIONES






Abro la ventana de Internet un día cualquiera, 8 de julio de 2013, y me encuentro las siguientes noticias, entre otras más o menos del mismo cariz: Nueve muertos tras despeñarse un autobús a la altura de Tornadizos (Ávila) por causas desconocidas; tres muertos en la explosión de un tren en Cánadá; tres muertos en las carreteras el fin de semana; más de 40 muertos en las calles de El Cairo; el julio han muerto 19 personas por ahogamiento (en España); corrupciones Bárcenas y CÍA o última jornada del “caso Bretón”, que son el pan nuestro de cada día; y así sucesivamente. En paralelo, noticias de decoración, moda, ofertas de lugares paradisíacos, mucho deporte, dietas, novedades de juegos que se editan y otros entretenimientos que hacen de la red un mercado mundial donde parece que prima lo novedoso, lo inmediato, lo trivial e intrascendente frente o en paralelo a la miseria, la muerte, el morbo y la corrupción que no nos abandona. En la televisión, poco más o menos de lo mismo, de tal modo que la persona que salga poco a la calle, por edad o por condición, creerá que el mundo es un continuo de despropósitos, desatinos, morbo, corrupciones, accidentes, delincuencia y muerte a todas horas, y lo considerará lo más normal, creerá que éstos son los elementos más predominantes de nuestras sociedades; su credo será este rosario de noticias, crónica insistente y machacona de los disparates, las barbaridades y las necedades de una sociedad conformista y poco rigurosa con los contenidos de su presente y con los cimientos de su futuro .
Hoy lo que existe es lo que está en las pantallas. La imagen se ha hecho hegemónica y devora todo lo que encuentra a su paso (cultura, pensamiento, memoria, tradiciones, formas de vida, relaciones…) con urgencia, avidez y velocidad. Vamos a pasar de reivindicar el ahora como categoría fundamental de nuestro presente, que es lo único que fundamenta nuestro ser, a tener que reivindicar la memoria, la meditación, la reflexión, la búsqueda del pasado, para no perdernos en esta vertiginosa variedad de elementos y novedades que construyen el vacío de cada día y que valen en la medida en que son repetidos y repetidos hasta que dejan, por hastío, de tener el valor necesario para seguir repitiéndose.
Lo cierto es lo que se repite y se manosea hasta la saciedad, por los canales mediáticos que multiplican el mensaje por cualquier rincón de esta aldea global, hasta que en el cerebro no cabe otra fórmula más que esa que se corea y se reproduce continuamente. La apariencia ha adquirido más consistencia que la verdad.






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