miércoles, 24 de julio de 2013

VOLUBLES Y CAPRICHOSOS



 

 

El término capricho es definido en el diccionario de la RAE como una “determinación que se toma arbitrariamente, inspirada por un antojo, por humor o por deleite en lo extravagante y original”. Los caprichos, se produzcan en el ámbito que se produzcan (exceptuando, quizás, el ámbito creativo o artístico), obedecen a decisiones poco meditadas, fruto más bien del momento y no de una decisión sopesada y responsable.

En política, por ejemplo, los caprichos suelen ser características que tienen las acciones y prácticas que realizan los dictadores o los gobernantes que, en su soberbia, se creen dueños de haciendas y personas, sobre las que puede decidir en función de su humor o sus antojos, al margen de la ley o pasando por encima de ella.

En el ámbito personal, estas acciones caprichosas también son fruto de personalidades inestables que actúan al arbitrio de sus propios deseos, sin importarles las consecuencias de esos actos pueriles e irreflexivos puedan provocar en los demás, sean personas o animales, actos a veces consentidos por los que deberían poner más cuidado en que tales actos no se produjeran, como los padres.

En verano, en época de vacaciones, se suele poner al descubierto la naturaleza de estos caprichos. No hay más que visitar las perreras municipales para comprobar las consecuencias de las decisiones tomadas a la ligera: cientos de mascotas son abandonadas en estas épocas porque se han cansado ya de ellas sus dueños o porque no pueden llevarlas consigo al lugar donde van de vacaciones, sin importarles, al parecer, el destino o los sufrimientos que tales decisiones puedan acarrearles.

Abandonar mascotas en esta época se ha convertido en una costumbre que ilustra de modo adecuado nuestra naturaleza antojadiza y voluble, nuestra falta de humanidad.

 

 

 

 

 


 

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