sábado, 6 de julio de 2013

¿SON MEJORES LOS DOCENTES QUE TIENEN HIJOS?


 

 

Escribo estas líneas porque no puedo estar de acuerdo con mi colega Felipe Fernández, director del I.E.S. Hernández Pacheco, cuando afirma en una de sus columnas semanales que aquellos profesionales de la enseñanza que tienen hijos son mejores educadores que los que no los tienen. Y no puedo estar de acuerdo con tal afirmación, no por capricho o por ocurrencia de verano, sino por mi experiencia docente que, como la suya y a lo largo de los años, ha contemplado a profesionales sin hijos con una capacidad docente magnífica, y docentes con hijos cuya práctica docente es, simplemente, merecedora de apartarles de la profesión para siempre. También existen docentes con hijos que dignifican y enriquecen la profesión y los hay sin hijos que la deshonran y la degradan día a día. De todo hay, pues la variedad y la pluralidad es una de las características más notables de la especia humana.

Además, todo se aprende, incluso el desacreditado y poco valorado arte de transmitir a las generaciones futuras los valores, las informaciones y los conocimientos relevantes y valiosos que han conformado nuestra historia en los aspectos más significativos de la literatura, el arte, las matemáticas, la filosofía, las ciencias o la tecnología y la música, por poner algunos ejemplos.

Si hay algo que nos define como especie es la capacidad que poseemos para aprender cualquier cosa, incluso el modo o la manera de enseñar a los demás con el método o el procedimiento que consideremos más adecuado, y esa capacidad no la proporciona de modo automático y genético el hecho de ser padres, o el estado civil, sino que tiene que ver con la preparación, el interés, la dedicación y el sentido del deber para cumplir convenientemente con aquello que se ha elegido para desarrollar la vida profesional de cada uno.

Ser un buen profesional de la enseñanza, como en cualquier otro ámbito laboral, no es una lotería, una determinación genética o un milagro, sino el producto del esfuerzo continuado por aprender la mejor táctica para inculcar a los alumnos todo ese caudal informativo y axiológico que consideramos que es el más adecuado para seguir construyendo mejores ciudadanos y profesionales bien preparados para que puedan desarrollar su labor y su ciudadanía en sociedades cada vez más complejas. 

 

 


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