miércoles, 30 de septiembre de 2009

EL DUENDE DE MARIA JUNCAL BORRULL

EL DUENDE DE MARIA JUNCAL BORRULL

(PRESENTACIÓN DE LA BAILAORA EN EL XXXII FESTIVAL FLAMENCO DE CÁCERES)


En la mitología griega las Musas son las divinidades protectoras de las artes, y cuando se dice de alguien que está soplado por la musa, se quiere hacer referencia a que está inspirado para hacer o decir con acierto o con gracia. En la creación artística o poética se utiliza el término inspiración para expresar un estado de ánimo singular en el que se encuentra el artista para llevar a cabo su obra.
En el flamenco se usa otra expresión para significar lo mismo: “tener duende”, que es cuando alguien tiene un don, una gracia, un encanto inefable o misterioso, una manera especial de ejecutar el cante o el baile.
María Juncal Borrull encantó a mediados de agosto al auditorio de La Unión con su forma de bailar: Plástica en su composición y femenina en su ejecución, sensual y sutil, componiendo su figura sin extravagancias ni exageraciones, con hechuras flamencas, y hablando con sus manos, con sus brazos y con la expresividad de su rostro, atrapó las miradas y los deseos de los que allí nos congregábamos en aquella noche mágica. Felina, arrebatadora y con talento, sabe moverse en el escenario con ternura y con energía, y, además, sabe hacer sentir el baile, transmitirlo a los que la contemplan.
Corazón y técnica, arte, sentimiento y saber hacer mezclado todo en un cóctel femenino de hondas raíces flamencas.
No en vano ha aprendido y ha trabajado con figuras de la talla de Manolete, Güito, Merche Esmeralda o Milagros Menjíbar, complementando su formación en danza clásica con Damara Brown.
Ella, sin embargo, inició su trayectoria estudiando ballet y danza clásica en Santa Cruz de Tenerife, donde fue alumna de Miguel Navarro, de Rosalida Ripoll y de su tía, Trini Borrull, quien definía la danza “como un movimiento instintivo del hombre, que se presenta expresando reacciones del alma”. Su tía también nos describió la gran “variedad de la danza española… (que) se observará haciendo una somera comparación entre el Norte y Sur. Los bailes del Norte suelen ejecutarse efectuando movimientos de traslación; sin embargo, en el Sur apenas se necesita espacio, puesto que el bailarín puede decirse que no se mueve del sitio, acompañando la danza con movimientos de brazos y manos. La danza del Norte, por lo general colectiva, es graciosa de movimiento y respira cierta ingenuidad, en tanto que la del Sur suele ser individual y se presenta emotiva, excitante, sensual, expresando fuertes pasiones que le dan gran personalidad”.
Y personalidad, talento y fuerza escénica no le faltan a María Juncal Borrull. Su belleza y su temperamento hacen que nadie quede impasible ante su presencia, y si a ese buen hacer añadimos el que pertenece a una de las sagas flamencas más importantes y con más tradición; que por sus venas, además, corre sangre flamenca de más de un siglo, vamos a contemplar esta noche a una “bailaora” que dará mucho que hablar, estamos seguros, en años venideros.
Como dato curioso, decirles que entre sus ancestros se encuentra Mercedes Borrull, la Gitana Blanca, musa de Julio Romero de Torres, sin olvidar a su padre, guitarrista flamenco con conocimientos de la guitarra clásica, que acompañó a Manuel Torre y a Vallejo, y a su bisabuelo, Miguel Borrull Castelló, “tocaor” preferido de don Antonio Chacón.
No obstante, los genes no son suficientes, y ella lo sabe, o lo intuye, por lo que ha hecho del esfuerzo, de la disciplina y del rigor sus compañeros de camino en el difícil mundo del flamenco, y para que ustedes puedan juzgar con conocimiento de causa, este noche tendrán la ocasión de contemplarla por farruca, por taranto y por alegrías.
“La Farruca y las Alegrías son bailes que requieren la posesión de temperamento para interpretarlos adecuadamente. El bailarín debe compenetrarse y sentir la música, para que no resulten faltos de emoción. Estas danzas se acompañan de guitarra y de castañuelas, y una de las condiciones esenciales para su ejecución es la posesión de un gran sentido del ritmo, ya que la música, compuesta de rasgueos y falsetas de guitarra, no señala concretamente los pasos y cambios que componen los bailes.
No es raro ver como la misma danza, al ser repetida, cambia y se diferencia de la anterior, lo que es motivado porque estos bailes no tienen una coreografía determinada y el bailarín improvisa o introduce pasos distintos e incluso adapta pasos de otras danzas, que, como ellos dicen, caben dentro del ritmo de la que interpretan.
En estos bailes flamencos, el hombre permanece muy rígido y su baile es a base de zapateados; no así en la mujer, que realiza movimientos muy marcados de caderas y, sobre todo, variadas poses de brazos”.[1]
El taranto, sin embargo, fruto de la imaginación y la creatividad de Carmen Amaya y Sabicas, es un baile más melancólico y sentimental que dramático, y toma el ritmo de la zambra, es decir, de los tangos.
Como estilo coreografiado presenta los elementos del baile flamenco estilizado, esto es, alternancia rítmica en el marcaje de la letra y las escobillas, señalada por las llamadas y los desplantes.
Si Euterpe, musa de la música, y Terpsícore, musa de la danza, se encuentran en este auditorio esta noche, acompañarán, sin duda, a esta exquisita bailaora para llegar directamente al corazón de todos ustedes, porque si de algo estoy convencido es de que cuando finalice este Festival estaremos de acuerdo en una cosa: María Juncal tiene duende.







[1] TRINI BORRULL, La Danza Española. Sucesor de E. Messeguer Editor. Barcelona. Manuales Meseguer, pág. 22.

2 comentarios:

Fran. dijo...

No tengo el placer de conocer a la "tal" María, pero con la descripción que haces, casi la estoy viendo bailar.

Joaquín Paredes Solís dijo...

pUES SI ALGUNA VEZ TIENES LA OPORTUNIDAD DE VERLA, NO TE LA PIERDAS. A MEDIADOS DE NOVIEMBRE ES EL FESTIVAL FLAMENCO DE CÁCERES. COMO AHORA ESTAMOS MÁS EN CONTACTO, PIENSA SI TE APETECE VENIR ALGÚN AÑO (PUEDE SER ESTE DE 2009, POR EJEMPLO) Y VAS ENTRANDO EN LA CULTURA FLAMENCA.