El sábado 17 de abril, después de atender a las disertaciones de Luis Fernando Moreno Claros y José Luis Molinuevo sobre la felicidad, que es el tema de las IV Jornadas de Filosofía “Paradoxa”, que se están llevando a cabo desde febrero hasta mayo en el Colegio Mayor “Francisco de Sande”, de Cáceres, emprendí viaje a Zamora con Federico Vázquez y Lorenzo Pascasio para escuchar al cantaor “Cancanilla de Málaga” (antes de Marbella), invitados por la Peña “Amigos del cante”, de Zamora, de dilatada existencia y gran afición. Antonio Mairena andaba por medio con su pañuelo de lunares y su razón incorpórea.
Hacía algunos años que no pasaba por Zamora, donde siempre gozo de la ciudad (la he visto ahora mejor que nunca: recuperándose del olvido y con ganas de mostrar al mundo su patrimonio, que no es poco) y de algunas amistades siempre generosas con las que disfruto del tiempo escaso en el que nos vemos.
A la vuelta, inevitablemente tarde, temíamos que el sueño nos venciera y fueron la conversación y la radio nuestras compañeras de madrugada y de viaje. En estas circunstancias fue Iker Jiménez con su “Milenio 3” el que nos mantuvo en vela con su programa de madrugada, en el que se habló de los recientes acontecimientos en Polonia: el accidente de aviación en el que murieron el presidente polaco y otras personas de su gobierno.
Lo que nos mantuvo entretenidos, sin embargo, fueron los relatos sobre el bosque de Taskin (Bialowieza), sus misterios y su magia. Este bosque, que se encuentra entre Polonia y Bielorrusia, es uno de los últimos bosques vírgenes de Europa, en él puede verse al bisonte europeo, y ha sido declarado Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
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