lunes, 16 de mayo de 2011

SIN RUMBO




Estoy de acuerdo con Víctor Casco en que no todos los políticos son iguales, aunque a veces cueste creerlo desde la mirada del ciudadano de a pie, que emite con frecuencia ese juicio que generaliza y, de paso, descalifica al político sin apellidos, fundamentado sin duda en los malos ejemplos que constantemente son noticia y que poco dicen de aquellos que deberían ser espejo moral para la sociedad por la que dicen trabajar.

Es rara la semana que no asistimos a algún espectáculo circense, más o menos desafortunado o aciago, más o menos grotesco o rancio, protagonizado por estos representantes de la ciudadanía. El último del que quiero comentar algo, por lo cercano, acaeció el viernes 13 de mayo. Grababa el programa de radio nº 6 de “Miradas desde la periferia”, en Radio Sansueña, cuando recibí la noticia del “bombazo político” en Cáceres: un concejal del PP había votado a favor de la resolución de la Junta de Extremadura y, por tanto, a favor de la concesión de la contrata del agua, asunto que llevaba atascado ya un par de meses. El argumento del protagonista era que lo hacía “cansado” del perjuicio económico que suponía para el Ayuntamiento no tener resuelta la contrata, y reconoció, según la prensa, que esa situación de bloqueo era “un despropósito del que todos somos culpables”, al tiempo que subrayó, según las mismas fuentes, que era su última oportunidad “para hacer algo en beneficio de la ciudad”.

Más tarde averigüé quién era el concejal y si estaba o no incluido en las listas para las próximas elecciones. Me dijeron el nombre y que, efectivamente, no estaba en las listas. Esta es la política de tan altos vuelos y tan generosa con la que nos agasajan con tanta frecuencia, y la sensación general es que la situación está desnortada y sin rumbo.

Casos como estos muestran tan claro a los ojos de la ciudadanía que la falta de rigor y de escrúpulos de nuestros políticos es tanta y es tanta su cara dura, su afán de protagonismo y de anteponer sus intereses particulares al interés público, que no es de extrañar que esté tan generalizado el dicho al que hacía referencia al principio de esta entrada.




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