A los 89 años de edad ha fallecido el que es considerado uno de los grandes renovadores del cine español de la posguerra. Como tantos otros, comenzó sus estudios de Derecho para más tarde cambiar de opinión y orientar sus inquietudes hacia la creación y el cine, para el que dirigió películas inolvidables como Bienvenido Mister Marshall, Plácido, El verdugo, La escopeta nacional, La vaquilla o Todos a la cárcel.
Muchos coinciden en alabar la habilidad que García Berlanga tenía para burlar en sus películas la censura franquista con los diálogos y el planteamiento habilidoso de situaciones; pocos como él han sabido utilizar el sentido del humor, la ironía y la sátira, sirviéndose del lenguaje cinematográfico para ejercer la crítica social y política en una época difícil. Aderezó el blanco y negro de la vida y de las pantallas con la sal y la chispa de sus ocurrencias y de su buen hacer, con los que llenó de sonrisas y de guiños cómplices la existencia rutinaria y más bien gris de muchos españoles.
En abril de 1988 fue elegido miembro de la real Academia de bellas Artes de San Fernando, en la que ingresó al año siguiente con el discurso El cine, sueño inexplicable.
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