sábado, 12 de febrero de 2011

VOTO OBLIGATORIO


Las cosas que importan no deben dejarse al albur de cada cual, de si se tiene ganas o no, de si le parece o no le parece a uno, de los antojos o los caprichos. La educación, la solidaridad, la democracia o el derecho de asistencia legal o sanitaria, por ejemplo, son cosas que importan. Sobre estas bases se construyen sociedades que no dejan desprotegidos incluso a los que luchan contra ellas, sean delincuentes, terroristas, desaprensivos o mafiosos de todo tipo. Es lo que constituye la grandeza del Estado de Derecho, construido con el convencimiento y el esfuerzo continuado de muchas personas y de mucho tiempo.

Estar convencidos de la bondad de un sistema político implica también su defensa en la medida de las posibilidades de cada cual. Por ello, la implicación de los ciudadanos, su participación en el sistema, constituye uno de los pilares indispensables para el sustento del mismo.

El voto, como forma de participación objetiva, debería empezar a plantearse como una obligación formal de todos los ciudadanos: Ya que todos se benefician de las ventajas y bondades de este modo de gobierno, todos deberían participar ineludiblemente con su voto en las distintas elecciones que se realicen. El voto obligatorio constituiría, pues, una contribución más del ciudadano al sistema que garantiza sus derechos y sus libertades



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