domingo, 19 de diciembre de 2010

OS MANOS


En algunos lugares de Figueiró dos Vinhos el tiempo parece haberse detenido. No sólo en sus calles, vacías y silenciosas cuando llega la noche, sino en el plácido abandono de muchos de sus edificios, que nos hablan de otro tiempo quizás más próspero. Conservan, sin embargo, sus habitantes una amabilidad y una generosidad que forma parte también de un patrimonio que los tiempos modernos no han logrado aún doblegar y que se respira sobre todo en los lugares más sencillos, en los que se reúnen los parroquianos a beber un vino del país y a conversar entre ellos o con aquellos que les visitan; como Os Manos, una tasca, como la llamaríamos aquí, situada casi en el centro de la villa, atiborrada de objetos y regentada por un dueño simpático y conversador que por 30 céntimos te sirve un vino de la tierra, te permite cascar y pelar un huevo duro a modo de pincho que expone en la barra en una especie de paleta de pintor, sazonarlo con sal y pimienta y saborearlo al compás del vino y de la conversación. Es la filosofía del que tiene un negocio para vivir y disfrutar de él haciendo disfrutar a los demás y no para hacerse rico deprisa y corriendo en pocos años y dedicarse después a otra cosa. Y ambas cosas se notan.

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