RETRASOS
Un pueblo sin memoria es un pueblo destinado a perder su esencia, a desaparecer. Pero no voy a referirme ahora a la memoria histórica, tan elemental para no repetir lo errores cometidos en el pasado y tan importante para situar las cosas en su lugar y darle a cada cual lo que le corresponde (desde el punto de vista de la veracidad de los hechos). Me voy a referir a la falta de memoria que últimamente nos aqueja a los españoles para enjuiciar sin ira los acontecimientos.
A mediados de agosto fuertes tormentas, habituales en esta época del año, afectaron a Castlla-La Mancha, en particular a la provincia de Toledo, y provocaron desperfectos en el trazado del AVE Madrid-Sevilla-Málaga, lo que supuso molestias, retrasos y la alteración de los planes vacacionales de miles de viajeros. Sin duda, esto no sienta nada bien, pero las declaraciones de los afectados que se escuchaban por los medios de comunicación destilaban bastante ira e incomprensión para con los responsables del AVE.
Es muy probable que haya que revisar y actualizar los derechos de los usuarios; posiblemente Renfe, y no sólo ella, deba tener preparados planes alternativos en casos parecidos, aunque a veces la virulencia y lo azaroso de los fenómenos naturales dificultan las previsiones y las tareas de normalización.
En cualquier caso, hemos olvidado con bastante rapidez que este era el país de los retrasos de los trenes, de las demoras interminables en los andenes y salas de espera sin ningún tipo de información ni aclaración por parte de los responsables. No reivindico que cualquier tiempo pasado haya sido mejor, pero no estaría de más algún tipo de comprensión y alguna sonrisa de vez en cuando. Sobre todo en vacaciones.
Un pueblo sin memoria es un pueblo destinado a perder su esencia, a desaparecer. Pero no voy a referirme ahora a la memoria histórica, tan elemental para no repetir lo errores cometidos en el pasado y tan importante para situar las cosas en su lugar y darle a cada cual lo que le corresponde (desde el punto de vista de la veracidad de los hechos). Me voy a referir a la falta de memoria que últimamente nos aqueja a los españoles para enjuiciar sin ira los acontecimientos.
A mediados de agosto fuertes tormentas, habituales en esta época del año, afectaron a Castlla-La Mancha, en particular a la provincia de Toledo, y provocaron desperfectos en el trazado del AVE Madrid-Sevilla-Málaga, lo que supuso molestias, retrasos y la alteración de los planes vacacionales de miles de viajeros. Sin duda, esto no sienta nada bien, pero las declaraciones de los afectados que se escuchaban por los medios de comunicación destilaban bastante ira e incomprensión para con los responsables del AVE.
Es muy probable que haya que revisar y actualizar los derechos de los usuarios; posiblemente Renfe, y no sólo ella, deba tener preparados planes alternativos en casos parecidos, aunque a veces la virulencia y lo azaroso de los fenómenos naturales dificultan las previsiones y las tareas de normalización.
En cualquier caso, hemos olvidado con bastante rapidez que este era el país de los retrasos de los trenes, de las demoras interminables en los andenes y salas de espera sin ningún tipo de información ni aclaración por parte de los responsables. No reivindico que cualquier tiempo pasado haya sido mejor, pero no estaría de más algún tipo de comprensión y alguna sonrisa de vez en cuando. Sobre todo en vacaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario