martes, 25 de agosto de 2009

¿PERSEGUIDOS Y ESPIADOS?

¿PERSEGUIDOS Y ESPIADOS?

Cuando alguien acusa de actos graves a otro se supone que tiene en sus manos datos, pruebas, testimonios que permitan que esa denuncia prospere; si no los tiene, se calla. Ese es el normal proceder de los ciudadanos.
Pero los políticos parecen que pertenecen a otra casta que se sitúa socialmente por encima del bien, del mal y de la prudencia.
Las declaraciones este mes de agosto de María Dolores de Gospedal, de Mariano Rajoy y de Ana Mato afirmando que los dirigentes de su partido son objeto de una persecución por parte del Gobierno nos hace pensar que tienen pruebas irrefutables que avalan tales hechos, así como los nombres y apellidos de los perseguidos y/o espiados, y que deberían personarse enseguida con ellos (pruebas y testigos) al tribunal más cercano para poner en manos de la justicia la gravedad de tales desmanes.
Pues no. Nada de nada. Simplemente unos y otros se reiteran en sus denuncias y en que seguirán denunciando. ¿Denunciando qué? ¿Una intuición, una sospecha, un barrunto? Si tienen pruebas, a los tribunales; si no las tienen, lo realmente grave y dañino para un sistema democrático es sembrar la duda entre los ciudadanos, hacer declaraciones que socaven las instituciones del Estado sin ningún fundamento objetivo; lo realmente grave es la intoxicación que producen estas declaraciones en la opinión pública, el socavamiento de la confianza de los ciudadanos en el sistema democrático, en sus instituciones y en sus políticos.

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