martes, 31 de agosto de 2010

APOLOGÍA DEL BLOG


Hace poco más de un año, el 24 de agosto de 2009, que me inicié en el mundo del ciberespacio. Algunos amigos, como siempre, me animaron a ello, y una vez superados miedos, timidez, escrúpulos, prejuicios y algunos escollos más, decidí por fin ingresar en una realidad que conocía escasamente y en la que navegaba con dificultad y recelos.
Lo que en principio eran dudas, aprensiones y temores se ha convertido en una tarea casi inevitable de mi actividad cotidiana. El blog me permite crear a mi propio ritmo, publicar (o ciberpublicar, o lo que quiera que sea o se diga) cuando lo estime oportuno o me parezca que tengo el material adecuado (o no); me permite retocar algún error, modificar algún punto de vista y enviar mis opiniones y mis creaciones no sé a dónde ni a quiénes pero, al menos, no se apolillan en papeles y cuadernos ocultos en cajones sin ninguna otra tarea que dejar que el tiempo pase, acartone y arrugue su frescura o su desaliento.
Así como en el libro importa la permanencia, en el blog prima el instante, la mutabilidad, la precariedad de lo que está continuamente haciéndose. En ese sentido es más parecido a la propia vida, que se reinventa cada día, evoluciona, cambia, retoca su propio caminar, se arrepiente, duda, está siempre en precario y nunca da nada por terminado, salvo que la muerte venga a trocar ese tumulto para convertirlo en silencio y olvido.

2 comentarios:

lusaro dijo...

Pues no sabes cuánto nos alegramos, algunos, al menos, de que pudieras superar esos escollos... como siempre, ¡es un placer leerte!

Joaquín Paredes Solís dijo...

Todos tenemos nuestro nuestro lado narcisista y nos gustan los halagos, pero en este caso, y viniendo de quien viene (cuyo criterio estimo y tengo en cuenta siempre), para mí este halago tiene mayor valor.Gracias.