domingo, 22 de noviembre de 2009

EL MEJOR INVENTO DE LA HUMANIDAD


La capacidad técnica del hombre le ha permitido la supervivencia en un mundo hostil. Sin ella probablemente los seres humanos nos habríamos extinguido hace ya mucho tiempo, o no seríamos lo que somos. Esa capacidad nos ha posibilitado, por ejemplo, el dominio del fuego, la domesticación de animales y plantas y una aptitud casi infinita para inventar: la rueda, el ladrillo, la balanza, las monedas, el papel, el astrolabio, la pólvora, las lentes, la brújula, el reloj, el telescopio, la calculadora, el automóvil, el teléfono, los rayos X, la bombilla y un largo etcétera que ha contribuido no sólo a garantizar nuestra supervivencia sino a mejorar nuestra calidad de vida.
Para mí, sin embargo, de todos los hallazgos de la humanidad, el mejor, sin duda, es aquel con el que estamos conviviendo cada día, al que apenas si le damos importancia porque está con nosotros desde nuestros primeros recuerdos y balbuceos y contribuye a nuestra construcción como seres humanos. Ese hallazgo del que todos participamos y en el que todos nos reconocemos, es el lenguaje. Un hallazgo común que se ha ido enriqueciendo de forma colectiva poco a poco y en paralelo con el desarrollo de las sociedades humanas. Con él inventamos el ahora, reconstruimos las heridas y los gozos del pasado y diseñamos el porvenir.

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