domingo, 29 de noviembre de 2009

PEPE TORRES, EL BAILAOR NACIDO DE LA CAL

(PRESENTACIÓN DEL BAILAOR EN EL XXXV FESTIVAL FLAMENCO DE CÁCERES)

De la tierra de la cal, Morón de la Frontera, surge este bailaor, que hunde sus raíces en el alma de su localidad. Nieto de Luis Torres Cádiz, “Joselero de Morón”, y sobrino nieto de Diego del Gastor, ha bebido en su propia casa los duendes y el buen hacer de este arte. No es, pues, una casualidad que Pepe Torres tenga esa impronta tan personal y tan flamenca.
Él se decanta por la transmisión de la historia y las tradiciones de las que ha bebido, poniendo la técnica al servicio de los sentimientos. Destaca en este bailaor su espontaneidad, su inspiración, su manera de alzar los brazos, su sentimiento. Su baile recoge el pasado para expresarlo de un modo muy particular, muy suyo, que nos evoca aires de bailaores como Pepe Ríos, Andorrano o Farruco, que fue su maestro junto con Rafael El Negro y Manolo Marín.
En este bailaor se conjugan tradición y modernidad. Lo explica muy bien Raúl Rodríguez, componente del grupo Son de la Frontera, utilizando una comparación entre el flamenco y el oficio de encalar: “Para encalar, como en el flamenco, se pinta sobre pintado, capa sobre capa. Quizás es por esto que hay que ser muy respetuoso con lo que precede, es la forma de trasmisión y respeto que tiene la comunicación oral[1].
No olvidemos que de la sierra de Morón de la Frontera se ha extraído gran parte de la cal que encaló las casas de Andalucía en los siglos XVII, XVIII y XIX, siglos de formación del flamenco.
Las rutas de la cal pudieron ser, además, perfectas trasmisoras de la música flamenca en aquellos primeros tiempos, cuando el cante, el toque y el baile viajaba en la memoria, en las gargantas y en los oídos de las personas, en los caleros que entraban y salían de Morón.
Esta es la línea del concepto de nuestro trabajo – sigue diciendo Raúl Rodríguez –: Tomar conciencia de nuestros fundamentos artísticos más propios para saber construir un lenguaje interesante para el futuro: Saber andar pa’tras para saber andar pa’lante”.
Pues bien, en esta noche de un noviembre seco y caluroso en la que rendimos homenaje al maestro Antonio Mairena en el centenario de su nacimiento, Pepe Torres bailará por soleá y por tangos.
El baile por tangos es un baile cuya antigüedad se remonta a los primeros conocimientos que se tienen de este arte. Se interpreta siguiendo su compás con movimientos agraciados, donosos, gesto pícaro y ágiles contorsiones. Su ritmo es marcado y muy pegadizo, admitiendo las posturas y las improvisaciones personales. El ritmo alegre y el compás medido de estos cantes permiten que sean interpretados al baile creando movimientos de gran brillantez y expresividad.
La Soleá es un cante de gran conjunción rítmica y melódica que parece proceder de un cante para acompañar al baile desde principios del siglo XIX. Estos bailes se llamaban Jaleos, cuando los ejecutaban los hombres, y Gelianas cuando los bailaban las mujeres.
Actualmente el baile por soleá es uno de los más ejecutados. Es un baile que se adapta sobre todo a las bailaoras, porque sus elementos principales son movimientos propios de la mujer: movimientos de brazos (braceos), ondulaciones de cadera y quiebros de cintura. Sin embargo, aunque en un principio estaba destinado a la mujer, poco a poco este baile comenzó también a ser ejecutado por los hombres y posiblemente es la modalidad más solemne y de plasticidad más poderosa de todo el flamenco, que Pepe Torres con sus pies extraordinadios, sus brazos y su corazón interpretará esta noche para todos ustedes.


[1] Entrevista de Silvia Calado en revista@flamenco-world.com

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